miércoles, 26 de enero de 2011

Hazañas inacabadas



La noche de ayer fue palpitante, sin duda. Para aquellos que sigan creyendo que el fútbol inglés es cosa de unos pocos, les invito a que se repasen los dos grandes partidos que se disputaron. El Manchester United, invicto en Premier, viajaba a Blackpool en partido aplazado para aumentar su ventaja con el resto. El Arsenal se jugaba el pase a la final de la Carling Cup, tropecientos años después, con la misión de voltear el negativo 1-0 que sufrió en Ipswich. Ni por asomo fue un coser y cantar para los dos gigantes del país anglosajón. Dos partidos paralelos en los que la modestia estuvo a punto de dar la campanada con un papel muy digno. Sin embargo, al final, fue Goliat el que ganó la batalla, de igual modo, a base de épica y esfuerzo.

Porque el Arsenal sudó horrores en ese enfrentamiento contra el Ipswich Town. Se mascaba la tragedia en el Emirates, al registrar el marcador en el descanso un 0-0 preocupante. El Town soportaba como podía el empuje de los londinenses con Cesc Fabregas como timonel, una vez más decisivo en su contribución. Con las únicas modificaciones de Arshavin, Bendtner y Denilson esta vez titulares, los gunners fueron destruyendo poco a poco el entramado de los visitantes, pero sin marcar el gol de la tranquilidad. Pese a ello, el cuadro de Wenger fue prudente y esperó la ocasión adecuada para igualar la eliminatoria. Sabían que Wembley estaba en camino, y volver al escenario que tantos títulos le había otorgado era primordial.

Muchos kilómetros más al norte, el Manchester United era consciente de la importancia de imponerse al Blackpool. Si ganaban, eran ya cinco puntos de distancia sobre el Arsenal y la condensación del título. Para ello debía asaltar Bloomfield Road, el hogareño estadio de los naranjas. El Blackpool era candidato número 1 antes de que empezara la temporada a regresar a la segunda división inglesa. Un equipos sin historia y un plantel poco reconocible que se ha ganado el respeto del fútbol inglés gracias a su apuesta atrevida y sus números desconcertantes. Al igual que en el Emirates, el equipo pequeño daba la sorpresa. Dos saques de esquina botados por el magnífico Charlie Adam sirvieron para que el milagro fuese posible. Las hazañas se estaban cumpliendo y mientras unos dejaban escapar el tren de la Carling, otros tambaleaban su dominio en la liga.

A la vuelta de vestuarios pasaban los minutos y el nerviosismo se apoderaba de seguidores gunners y red devils. Incluso recibieron algún que otro susto para dejarlos KO definitivamente. Y de repente, todo se trastocó en un instante. Reaccionaron los grandes tirando de casta y de sus estrellas cuando más lo necesitaban. Berbatov y el Chicharito clavaban la estaca a los seasiders, empatando un partido que se les había puesto en contra, con la mentalidad típica del United. La sensación de que pueden pisar el acelerador y levantar los partidos cuando ellos lo decidan. Su juego está en entredicho y las vocen indican que su plantilla empeora año tras año, pero ese veneno inoculado por Ferguson para salva obstáculos no tiene precio. Su insistencia tuvo premio al igual que la del Arsenal, en una de las pocas jugadas que pilló desprevenida a la zaga del Ipswich, Bendtner marcaba el 1-0 que dejaba la eliminatoria patas arriba y hacía estallar al Emirates. Inteligentísimo el balón largo de Wilshere y el danés le añadía salsa a la eliminatoria. Seguidamente llegó el tanto de Koscienly que daba al traste con las esperanzas de los blues, tanto habían nadado para ahogarse en la orilla contra un Arsenal que fue entonando su fútbol hasta que obtuvo el fruto. El global se agrandaría con un tercer gol de Fabregas apaciguando los sobresaltos que más de uno se llevó en Londres.
Por su parte, el Manchester United apretaba en busca de la victoria y ésta llegó sobre la vocina con el 2º gol de Dimitar Berbatov (muy aficionado a hacer dobletes y tripletes) que culminó con su pierna izquierda una contra mortal del United. El Blackpool confirmaba su cuarta derrota consecutiva después de despilfarrar un resultado inaudito para los más fieles cuando la primera derrota del líder estaba asegurada. A decir verdad, ya tenía mis titulares sobre las hazañas que Blackpool e Ipswich Town estuvieron muy cerca de conseguir, pero que se quedaron en hazañas inacabadas, que transformaron en suyas Manchester United y Arsenal, cumpliendo sus objetivos.

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