miércoles, 25 de agosto de 2010

Previa Champions Vuelta (I): Primera gran noche europea


¿Qué tendrá la Champions League para que un puñado de tíos vestidos de corto lloren, rían, corran, salten…? ¿Qué tendrá la Champions League para dejar a millones de seguidores con el corazón en un puño en cada jugada? ¿Qué tendrá la Champions League para que dos horas de fútbol se conviertan en un mundo aparte lleno de sensaciones de alegría, tristeza, dolor, rabia, sorpresa…?
Porque desde que suena ese himno que pone la piel de gallina, porque cuando el estadio calienta motores, porque cuando el balón empieza a rodar, empieza una batalla encarnizada en la que solo hay un vencedor y da igual quién seas o qué hayas hecho, lo importante es que en el instante en el que el árbitro pite el final, te marches a los vestuarios sabiendo que has tocado la gloria.

El Sporting de Braga de Domingos Paciencia se plantó en un Sanchez Pizjuán vestido de gala sin que le temblara el pulso y certificó su billete a la fase de grupos por primera vez en un partido inolvidable en el que los hispalenses siempre fueron por debajo en el marcador y cometieron los mismos errores que en el pasado, pero en el que estuvieron vivos hasta el final. Noche trágica en el Pizjuán, en la que el Sevilla se vio sorprendido demasiado pronto y a partir de ahí no logró controlar nunca el partido. Una circulación lenta, falta de imaginación (exceptuando a Cigarini) con precipitaciones, Kanouté y Luis Fabiano realizando otro soso partido, Jesús Navas totalmente anulado, además de una dosis de mala suerte para el conjunto de Nervión que en tres días ha tirado por la borda la Supercopa y el objetivo prioritario, la Champions League. Vamos a ver cómo se repone el cuadro de Antonio Álvarez de este mazazo y que consecuencia traerá. Los Guerreros del Miño pasan porque aprovecharon al máximo sus oportunidades guiados por la eficacia de sus puntas Lima (autor de un hat-trick) y el interesante Matheus.

En el duelo entre italianos y alemanes, un gol de Pizarro en la prórroga clasifica al Werder Bremen después de que los hombres de Domenico Di Carlo dispusieran de una renta de 3-0 que prácticamente cerraba la eliminatoria. Dos goles del, una vez más, colosal Pazzini en una primera parte comandada por la Samp y la genialidad con una pizca de suerte de Il Talentino parecía que daba al traste con la aventura de los germanos en la Champions, pero un trallazo de Markus Rosenberg en el minuto 93´, establecía la igualada en la eliminatoria y forzaba la prórroga. Algo impresionante porque una semana antes era Pazzini quien hacía lo mismo y daba alas a la Sampdoria. Con Marin y la entrada de Arnautovic, el gol del Werder se veía venir ante el cansancio físico y mental de los blucerchiati y, al final, el tanto de Pizarro cumple el objetivo de entrar en la máxima competición continental, mientras que la Sampdoria se tendrá que contentar con la Europa League tras sufrir en sus carnes la crueldad del fútbol.

Pero nadie puede sentirse más dolorido que el Anderlecht que tuvo un castigo demasiado severo. El Anderlecht-Partizan fue de traca. Los serbios se pusieron con un 0-2 en el descanso gracias a Cleo (ojo a este futbolista) y dejaba la eliminatoria a punto de caramelo. Sin embargo, en la segunda parte, los campeones belgas se crecieron y marcaron dos goles que ponían la eliminatoria patas arriba. En medio de la tensión del ambiente, a Lukaku se le era anulado un gol en el minuto 90´ muy dudoso. Sin que nadie pudiera romper el marcador, la tanda de penaltis decidiría al ganador, y con un punto de penalti que era una alfombrilla, Mathias Suárez y Boussoufa vivieron el lado más duro del fútbol al mandar la pelota al tercer anfiteatro, haciendo inservible las dos paradas de un Proto que al final no sería el héroe, sino un mero espectador de cómo los jugadores estallaban de la emoción siendo uno de los 32 elegidos para jugar la Champions.
Por su parte, Basilea y Hapoel Tel-Aviv cumplieron sin demasiados problemas en sus partidos y llegan vivos a la fase de grupos.

Echaba en falta las grandes noches europeas, aquellas que siempre recordaremos por esos partidos y momentos antológicos que nos hicieron ver lo bello que este deporte y lo especial que es la Champions. Y hoy en mi cabeza se guardarán imágenes como el gol mágico pero a la postre inútil de Cassano y de cómo los italianos sufran por una vez lo que ellos han hecho sufrir tantas veces, de la carita de Boussoufa al mandar a la grada el penalti que condenaba al Anderlecht o el rezo de su entrenador suplicando una ayuda que no llegaría, del salir adelante de Palop tras una noche desastrosa en la que miles de voces fueron silenciadas por un desconocido Sporting de Braga. Nada más que decir, ya está aquí la Champions.

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