miércoles, 27 de abril de 2011

Noche de Champions: Los diablos rojos acaban con el cuento de hadas





De ficción a realidad. Del cuento de hadas a la dura verdad. Así podemos definir metafóricamente lo que sucedió ayer en Gelserkirchen, de donde el Manchester United salió avistando la final de la Champions tras machacar al Schalke con una sobriedad pasmosa, evidenciando un mundo de distancia entre el nivel de los dos conjuntos. Al final fue un 0-2, pero el marcador pudo ser aun más abultado para el United, que dilapidó ocasiones para golear, sobre todo en las botas de un Chicharito irreconocible de cara a puerta. Conforme transcurrieron los minutos, el Schalke se despedazaba en las garras de un Manchester United que llevó el partido a su terreno y que fue un rodillo imposible de contener para la caótica defensa de los mineros.

Sin embargo, cuando Velasco Carballo daba por concluida la primera parte, la sensación era otra. Había sido una primera parte delirante. Era inexplicable que los ingleses no estuvieran por delante. Un milagro. En parte por la figura de Manuel Neuer, el gran protagonista del choque, que ayer detuvo todo lo que pudo y más. Pero yo lo asemejaba al cuento de hadas que ha guiado a los germanos hasta su primera semifinal en Champions. Parecía que un ángel de la guarda sobrevolaba el Veltins Arena, protegiendo a los de Rangnick ante toda embestida de los mancunianos, porque rara vez el Manchester United da un festival de fútbol ofensivo sin acertar a dar en la diana ni una vez. Y ante esa falta de pegada, el milagro del Schalke se antojaba posible.

Esa desconcertante primera parte no pudo arrancar con más descontrol. Los primeros compases fueron un auténtico intercambio de golpes donde se proyectaban la verticalidad y el ritmo. A esa carta jugó Rangnick con una apuesta muy atrevida. Modeló su equipo ante la ausencia de Howedes (su mejor central), insertando a otro hombre de ataque y los suyos lo asimilaron. Baumjohann, Jurado y Farfan se juntaron mucho por dentro para crear problemas, los laterales subían permanentemente. A Ferguson no le convenció tanto revuelo sobre el césped, así que lo suavizó adueñándose del balón tratando de destruir al Schalke a fuego lento. Su estrategia funcionó y arrinconó poco a poco a su oponente gracias al fenomenal trabajo en la medular de los red devils. Aun así, algo fallaba. El gol se resistía a pesar del despiporre que Chicharito y compañía estaban llevando a la zaga germana. El vendaval ofensivo del United se estrellaba una y otra vez contra Neuer (sondeado por Ferguson). Nunca el United se había esmerado tanto para obtener tan bajo rédito.

La tónica se prolongaba en la reanudación, solo que esta vez la suerte fue distinta. El Schalke se recompuso defensivamente para no repetir errores, pero para entonces Rooney ya había espabilado. A la hora de partido, el niño malo conectó con Giggs para que el galés culminara su obra maestra. Corrijo lo de que Neuer fue el gran protagonista, porque lo de Ryan fue un escándalo. Brilló en todas las facetas del juego para liderar a su equipo al triunfo. Sus 37 años respiran gloria una vez más. El segundo llegaba inmediatamente después cuando Chicharito se inventaba una jugada para que Rooney sellara la eliminatoria. Y sellaba la eliminatoria porque la reacción de los germanos era nula, totalmente sedados por el dominio inglés. Sabiéndose muy superior Ferguson, recompensó a los suyos metiendo otras caras para mover la pelota.

No he comentado nada sobre Raúl, ni Jurado, ni Farfan porque solo existieron los primeros quince minutos, el resto del tiempo fueron almas en pena por el campo aperreados por la infinita seguridad de la pareja Ferdinand-Vidic (puede que la mejor del mundo). Y es que los diablos rojos no han encajado ni un solo gol fuera de su estadio en esta Champions (3 en total). Aunque lo que más habla de la grandeza de este equipo es el hecho de que va a disputar su 3º final de Champions en los últimos cuatro años. Y lo van hacer estropeando este precioso cuento de hadas.

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